sábado, 31 de diciembre de 2016

cierre

El mal poema

En ciertos momentos
resulta útil llevar en el bolso un buen poema malo
malo o a todas luces mejorable, con indicios suficientes
-un lugar común, rimas facilonas, adverbios de emergencia-
para sospechar de él:
un poema, propio o ajeno, posiblemente malo.
Un poema de almanaque, prefabricado, auxiliar,
con estrofas de fieltro y sin salida
que amontonan palabras manoseadas
como mujeres, árbol, lunas,
memoria, tristumbre, refectorio.
Un poema que parezca una poesía,
una carta de soldado, un chicle pegado a una carpeta,
un ripio catedrático, el tango de un progresista,
falso, previsible, desafinado,
que escondo y uso a solas
como un pedazo esculpido de látex.
Un texto de una noche,
que se pierda, que se pudra, que caduque,
un poema de papel
donde poder limpiarme las lágrimas,
las gafas, la cicatriz, el semen.
Palabras de amor donde el amor no quepa.
Este poema
u otro,
uno cualquiera,
de bote, temporero, de pared,
vital y fucsia como todos los poemas malos,
urbano y quejumbroso como todos los poemas malos,
malo como todos los poemas que ganan un certamen.
Pero práctico y de efectos inmediatos,
plegable y extensivo,
sobre el que sentarme a merendar en la era
o guarecerme de la nube que descarga de improviso.
Un poema feo, gastado, utilitario,
lima, abanico, naipe, encendedor,
una rampa, una navaja, un pasamanos.
Un poema
color carne
con que embridarme el pecho esta mañana
donde curar con sal aceitunas negras
y lavar a mi padre cuando ya no se valga.

(Carmen Camacho)

jueves, 29 de diciembre de 2016

niebla y luz

foto de Miguel Calatayud
La niebla está ahí, y las figuras de la comparsa. El sortilegio, la belleza fugaz y eterna del momento, lo pone solo quien es capaz de ver la luz. Y ese es el artista, que nos la regala para que nos emborrachemos de hermosura. Para que se haga un claro en la niebla y a través de él nos vaya llegando un año sereno.
Para que entre la luz que disipa la tiniebla. La ha visto Miguel, Calata. Un grande.
Gracias, amigo. Y venturoso 2017.

martes, 27 de diciembre de 2016

lo duz

Arroz con duz. Gachas de duz. Con lo que le gustaba a ella el duz, y desde que le sacaron azúcar ya no lo puede ni catar, se queja la vecina hablando de su madre. Barren la acera y riegan la calle, su trozo cada una, y a lo que se ve -y se oye- no parecen dispuestas a renunciar a las costumbres que un día marcaron a fuego el carácter y la vida de nuestras gentes.
Un carácter, y una vida, hechos de ese material inasible en que consisten por igual los sueños y las palabras, como de acero invisible duro a la par que maleable. Y así, la madre de la vecina puede que fuera diabética por galga, o galguza, si lo suyo era cosa contumaz en los azúcares. Pero mientras alguna vez que otra puedes todavía oír hablar de galgo sin ser can ni podenco, lo que han acabado por desterrar del habla -de la boca no- es el duz. O lo duz, más propiamente hablando.
Me da que no tiene remedio, aunque sea palabra noble donde las haya, y bien presente en las novelerías. Una pena, porque no hay punto de comparación entre dulce y duz, más sustantivo y consistente este, y su esencia de aquel si me apuras.
Lo duz es la propiedad básica del dulce, su sustancia. Y lo digo en aquel sentido griego, y filosófico, del término, que viene a querer significar lo que está debajo, en lo que consiste su ser y su riqueza. Vamos, que si ves a uno que no distingue entre arroz con leche y arroz con duz, di conmigo que no es de los nuestros ni sabe lo que se ha perdido.
Viene muy a cuento esto si estamos, como lo estamos, en plenas navidades, largas como el plural indica y sin que afloje el lazo que las ata fuerte a los consumos de turrones, polvorón y mantecados, entre otras galguerías. Productos que han perdido, por presentes en estaciones sin frío, parte de su aquel y de su magia. Que en pleno agosto he visto rebajas de turrón en el super.
Antes, y quien lo hubiera, un perrillo de mazapán, una figurita, y algún mantecado casero. Si acaso, y escaso, un poco de turrón -del duro, como debe ser, que lo contrario es una afrenta, como tantas otras novedades de la modernidad. Un turrón blando -¿del duro, o del blando?, preguntan hoy- es, con perdón, un sinsentido. Casi una aberración.
Mis recuerdos están más en el arrope -con sus letuarios- y la mistela, en las gachas de mostillo. La coñac, ni antes -por chico- ni ahora, que me sigue raspando la garganta, ni sola ni en solisombra. También presentes las peladillas y los piñones blancos, y algún anisete. El de La Asturiana, aunque facturado en Quintanar, especial para una palomita.
Pregunto, y ya casi no me saben responder, pero a la mesa una gallina. O un pollo. Decir, como ahora se escucha, que de corral hubiera sido una redundancia y de las obvias. ¿De qué va a ser sino de corral el pollo o la gallina? El milagro del desarrollismo que señaló la hora en que todos los españoles -y cuidado con el todos- pudieran comer pollo sin tener corral tendría lugar andando el tiempo y no deprisa.
Y tampoco es que hubiera entonces mucha navidad. Las dos noches, con su misa del gallo una, la de más devoción y de cenar en familia, y la de cabo de año la otra, que era noche de juntar los mozos. Mozos, claro está, sin mozas, que la noche es larga. Y los reyes, y pare usted de contar.
Puede que hubiera más, pero la memoria no me alcanza. Eran días de aguinaldo y zambomba -las hacía el abuelo Pedro después de sobar bien la melecina del gorrino- y pandereta y villancicos. Un repertorio limitado pero eficaz, en el que no faltaba el hombre haciendo botas al que se le escapó la cuchilla y era, sí, entonces cuando aquel corte doloroso provocaba un estrépito de risas, guiño cómplice de chicos inocentes. Como tampoco caían en el olvido los peines de plata fina cabellos de oro, ni la burra cargada de chocolate rin rin. Que entre remiendo que me echo y remiendo que me quito, a Pedro el sobrino, entrado ya el nuevo siglo, le pusimos Monilillo.
Unos reyes me trajeron envuelta en celofán una naranja de gajos de caramelo que parecía guasintona, y una pistola con dos cañones, uno largo y el otro corto, recambiables. Y sigo viendo en la mesa de la cocina la botella de mistela y tres copas, y unos mantecados para sus majestades de oriente. A parte, el saquillo con pienso para las caballerías de sus majestades.
Mi madre dice de los mantecados que no los ha conocido mejores que los que hacía en el horno doña Ventura, mujer de don Bernardo el médico. El don del tratamiento, que no la mano para lo duz, le venía del marido.

jueves, 15 de diciembre de 2016

más luna

Para cualquier suceso, sea la que sea su naturaleza, mi padre emplea una frase: da la fatalidad… Y la fatalidad, que es la enemiga del azar aunque no le da mi padre ese significado, ha hecho que tenga que desmentir -aunque no lo borraré, no- lo que dejé escrito hace tan solo unos días.
          Nemesio ya no vive sino en nuestro corazón. Ni siquiera llegó a leer esa pieza que he llamado Escuela, que se la llevé impresa al hospital por que me dijera qué le parecía, y por que se entretuviese. Me la llevé pero no se la dí, que anduvo más bien adormilado el rato largo que pasé allí con él. Mañana se la doy, me dije. Pero no hubo mañana. No despertó ya del sueño en que lo sumió el vuelco de un corazón ya debilitado, vísperas de santa Lucía.
            Y un encadenarse de fatalidades, digamos que de las buenas, me hizo dar con mi amigo Juan, unos años mayor que yo y mejor su memoria del tiempo hermoso que la mía. Más de medio siglo ya que no hablábamos, y no es un decir. Niños los dos del barrio más pobre, se acuerda él del árbol grande a la entrada del patio de la ermita, un álamo negro -me dice- casi seguro, y que del tronco le salían unas mariposas tan grandes como la palma de la mano. O a lo mejor, siempre tan humilde, es que ya me puede la imaginación.
           A Juan lo quitaron de la escuela a los siete años. Mira tú, para que mi tío me enseñara las cosas del campo, que no encontraron un pretexto mejor. Y lo que sé es lo que aprendí ya por mi cuenta yendo a dar lección por las noches. Me lo cuenta con ese decir afable y tranquilo que le sé de siempre, hasta que a sus trece años -y mis diez- la vida nos separó, él al pueblo vecino y rival y a Madrid su amigo. Porque, y me lo dice con más orgullo propio que halago, aquel don Eugenio que fue nuestro maestro en la escuela, ay, de Santana un día sentenció que ya no me podía enseñar más, que me había enseñado todo lo que sabía.
         Cuando se fue a casar, y lo hizo con una mujer de belleza serena y ojos grandes elocuentes, pidió prestados unos cuadros para adorno de las paredes de la que iba a ser su casa. Ahora vive cerca de unas escuelas de verdad que se alzan en unas tierras que fueron de su padre y que a su padre le expropiaron por cuatro perras y de aquella manera. Escuelas que heredarían el nombre, que era el del barrio, pero no el corral, ni el retrete ni la estufa de esa otra la que fue testigo de más de una faena y de la encomienda de que les fuera explicando a los demás los misterios de la raíz cuadrada. Pero no pudieron nunca con nosotros, cuenta Juan. Nunca nos dimos por cachiporra.
           Fue al día siguiente cuando una luna llena rotunda y teñida del rojo dorado de un sol ya declinante se asomó, discreta, por encima de la tapia del cementerio. Como si también ella quisiera estar, allí con los más cercanos, en el adiós a Nemesio antes de levantarse hasta el firmamento, solemne ahora, y alumbrar con su luz las calles y los campos. Y allí también Juan, discretamente apartado, acompañando en el dolor con la mirada.
          Ya todos dicen cementerio, y se cuentan con los dedos de una mano los que aún pronuncian la palabra camposanto. Creo que ni los curas ya la usan. ¿Será que se ha perdido, al tiempo que la palabra, la memoria antigua de la muerte como inefable y sagrado?
        El cura que ha presidido el oficio de difuntos quería aparecer cercano. Mi tío lo respetaba, y de él ha dicho en su homilía que Nemesio trabajó por el bien de su pueblo, por la justicia social, por la paz. Me ha recordado, salvando ya los años, el elogio fúnebre de Manolo, al que nos arrancó antes una muerte aún más traicionera. Ni este ni el otro cura se atrevió a decir que el servicio a los demás, aun tan distintos de carácter los dos hermanos, podría quizás venirles a ambos de otra convicción y de otro compromiso. De otra fe, con perdón de los creyentes en una y otra doctrina: la de militantes de un comunismo sin más enemigos que la hipocresía, la explotación y el sectarismo.
            Ahora es María la superviviente de una gavilla de hermanos que poblaron ese tiempo que tan aprisa se aleja. Estuvo entera, casi los noventa, y aguantó un dolor que le ha ensanchado la herida, sin cerrar aún del todo, que le dejó la muerte de esa hermana monja que acabó por hacerse forastera.
            Ya con la niebla al caer, los besos de despedida. Y el eco de las últimas palabras. ¿Tú crees que podré aprender a tocar otra vez el acordeón?

martes, 13 de diciembre de 2016

niebla

Como si quisiera cubrirlo con su manto de gasa y así aliviarlo, la niebla acude en estos días a amortiguar el dolor, el mucho dolor que se aloja en mi corazón.
Ayer moría tranquilo, apagándose lento al ritmo en que menguaba su respiración, el último de mis tíos, Nemesio, el hermano pequeño que todavía le quedaba a mi madre. Ya no me contará más de la huerta, ni de sus tiempos sin escuela.
Hoy me escriben. Ha muerto Juanjo. Y no sé si podré perdonarme alguna vez esa visita que no he hecho, la llamada que esperará en vano.
Un año perro y cabrón.

lunes, 5 de diciembre de 2016

onestà e chiarezza


'En la política italiana no pierde nunca nadie. No ganan, pero nunca pierden... Los líderes del sistema político son siempre los mismos, que se intercambian los cargos pero no cambian el país... Yo he perdido, y asumo toda la responsabilidad de la derrota... He perdido, y la experiencia de mi gobierno acaba aquí.'

Aceptando la derrota -la diferencia de votos entre el no y el sí ha sido de casi seis millones en favor del primero- y actuando en consecuencia (se puede perder un referendum, pero no se puede perder el buen humor), Renzi anunciaba su dimisión con un discurso di grande onestà e chiarezza.
Ha apostado fuerte, y ha perdido. Ahora se va -senza rimorsi- y, además de felicitar por su victoria a los líderes del no (un campo alargado que va de D'Alema a Berlusconi, con Grillo y Salvini y sus neofascistas de la Lega Nord), les recuerda que ahora les corresponden oneri e onori -honores y obligaciones- y les llega el momento de la propuesta: tocca a chi ha vinto.
Él, il rottamatore que llegó con el propósito de desguazar los trastos viejos de la política italiana, no ha sobrevivido -por ahora: se va con un 40%- a su audacia, un tanto arrogante. Quería acabar con el excesivamente grande número de poltronas y, como reconocía anoche, quella che salta è la mia.
Ahora, el futuro del PD y de la socialdemocracia italiana se muestra tan incierto como el de los partidos homólogos de Alemania, Francia o España. ¡Quién nos iba a decir que, mientras tanto, nos queda Portugal!

Muchas lecciones ofrece el resultado del referendum, su propia convocatoria y la campaña misma, sus consecuencias, pero ninguna tan importante como la demostración de que los italianos han vuelto a recuperar la pasión por la política. La altísima participación es una lección para todos nosotros.
Ojalá y cunda.

domingo, 4 de diciembre de 2016

sábado, 3 de diciembre de 2016

una pizca, no más

Otra vuelta de tuerca

Me estoy muriendo un poco cada día,
una pizca, no más, una mota de polvo, unas escamas
horadando la encía, enturbiándome el iris, sedimentando al fondo del alvéolo,
no merece la pena, por tan poquita cosa, entregarse al fervor del paranoico,
vivir, a fin de cuentas, es un proceso irreversible,
respirar
pone en funcionamiento la alegría, despierta las pasiones,
pero enturbia la arteria a fuerza de insistir hora tras hora, quién
renunciaría a abrir, al despertar, los vastos ventanales
para que el sol nos colme, la luz nos alimente, el aire se abra paso en el pulmón,
aunque al fin nos escale la garganta la quemadura de un escalofrío,
las mantas, el termómetro, el paracetamol,
nadie puede
esquivar siempre el golpe, hoy, por ejemplo,
me cogió por sorpresa la franca hostilidad de una bombilla
fundida en el espejo, algo
tan mínimo y atroz que daban ganas de encerrarse a cal y canto
              y colgar un cartel de Se traspasa,
es cierto que nada hay más seguro que la final inclinación de todo afán 
       al desaliento,
pero esta tos, esta desesperanza,
este pájaro huérfano picoteando en la boca del estómago,
a qué negarlo, hoy
me he muerto un poco más que de costumbre,
la cuestión
es cómo hacer ahora, sin reparar en bajas,
para sobrevivirme.

(Eduardo García*, en Duermevela, 2014)

* el poeta, profesor de filosofía, murió en abril

lunes, 28 de noviembre de 2016

vocabulario

Ezio Mauro, hasta hace muy poco director de La Repubblica, ha escrito en el diario italiano un magnífico reportaje que ha titulado La sutil línea roja. Viaje por Italia en busca de la izquierda. Un recorrido que arranca en Turín sobre el 3, el tranvía que corta y cose dos ciudades: la de ‘los salones’ y la de los nuevos excluidos, según Mauro. Un viaje en doce etapas más una, la de Turín, que le sirve para calentar motores. Los excluidos, la élite, la burguesía, las dos izquierdas, el vocabulario, los pobres, los inmigrantes, el populismo, los sheriffs, los fundadores, el trabajo y el sentimiento. Por este orden.

Conviene, con todo, no confundir aquella situación con esta nuestra, y son muchas las razones para ello, pero no nos vendría mal no olvidar que Italia anticipa -¿una década quizás?- los fenómenos políticos que verán la luz más tarde en la Europa más cercana a nosotros. Me lo dijo un día ya lejano, entre canapés y aperitivos de embajada cuasi santa, un amigo sabio al que me hubiera gustado frecuentar más y del que me hubiera gustado aprender mucho más.

Puede que hoy, preparándose Trump para reinar y con la historia de vuelta (ya lo dije aquí otro día: para The Economist, history is back), finalizado el siglo XX -al decir de algunos- con la muerte definitiva de Fidel, Rajoy por sus fueros y la gestora atrincherada en Ferraz desde la noche en que la sede del PSOE fue tomada y la militancia puesta en cuarentena, tengamos que prestar atención y aprestarnos a tareas indebida y largamente pospuestas, si es que no abandonadas del todo a su suerte.

Y quizás sea una de las principales la de recuperar las palabras (que tienen dueño -recuerden a Carroll- y a su dueño sirven) en desuso y/o devolverles el sentido a aquellas sobre las que ha recaído un más que notorio y hasta salaz abuso. Es justamente la parada que Ezio Mauro llama ‘il vocabolario’. En la que quizás convenga detenerse y leer:

Para entender qué hacer, haría falta antes saber qué decir. Frente a una crisis económica sin precedentes, con una derecha que dejando de lado lo políticamente correcto se ha tomado la más extrema libertad de palabra, vaciando el lenguaje político y falseando las referencias culturales de su campo, la izquierda ha clausurado el viejo vocabulario y no ha encontrado el nuevo. Nadie se preocupa de escribirlo, todos están demasiado ocupados en buscar la ocurrencia eficaz en los ciento cuarenta caracteres de un twit, en lugar de poner en juego un pensamiento largo, aceptando el uno contra todos de las redes sociales donde vive la democracia del libre intercambio de opiniones, ya sin púlpito ni mensaje vertical, pero donde crece también la sociedad del rencor. Mientras tanto, la derecha sabe de qué habla, y sabe incluso cómo hacerlo.’
 
Así Trump, Orbán o Le Pen, esta última apuntando hacia un nacionalismo revolucionario y proponiendo un patrotismo económico y una soberanía al servicio de la identidad, a la vez que denuncia la traición de las élites que llevaría a una Francia que ya no reconoceremos, que se convertirá para nosotros en un país extranjero. Palabras que, al decir del autor, remueven lo más profundo de los viejos miedos con lenguajes novísimos. Y que, en el caso de Francia, preparan el terreno para un programa de derecha extrema -Fillon, vencedor de las primarias de la derecha- para confrontar con la extrema derecha, neutralizada la gauche y ausente.

¿Y la izquierda? La izquierda no usa ya las palabras de siempre porque le parecen viejas, aunque en realidad aparecen antiguas solo porque no suenan auténticas. ¿O hay algo más moderno que hablar de los derechos del trabajo, para negar que sean una variable dependiente de la crisis cuando son, por el contrario, una medida de la calidad democrática del país?. ¿Hay algo más responsable que proteger el estado de bienestar frente al ataque de estos últimos diez años? ¿Por qué tiene que ser viejo hablar de igualdad en una fase en que la crisis está convirtiendo las desigualdades en exclusión, sabiendo que exclusión y democracia son realidades excluyentes?

La conclusión es -la transcribo tal cual- certera. Y la comparto tal cual:
(…) si te faltan las palabras, tus palabras, las de tu historia (…) eres prisionero de la hegemonía cultural dominante, gregario del pensamiento único, actor en la agenda de otros, y mientras tanto el concepto de izquierda empalidece dentro de un líquido aséptico y confortable pero diferente y sin color. La indistinción democrática.’

Es en esa indistinción en la que unos pueden afirmar que abstenerse no es apoyar (cuando de tu abstención depende la elección de un presidente de la derecha) y todos a una defender la soberanía de una militancia a la que, por coherencia, no se debe consultar (en el partido mandan los militantes, pero la democracia directa no forma parte de la tradición de la socialdemocracia)

Leer este Viaggio es más que saludable, salvando las distancias (una, y no menor, que allí gobierna la izquierda) y acercando las coincidencias. Porque la de allí, como las de aquí, hablan de vez en cuando, sí, de los pobres, pero puede que ninguna se haya parado desde hace muchísimo a hablar con los pobres.

domingo, 27 de noviembre de 2016

fidel


Hijo de un tiempo ido, no entendió que un revolucionario no puede estar nunca por encima de su pueblo. 
Y que el socialismo no puede vivir sin democracia.

¡Larga vida, comandante!

viernes, 25 de noviembre de 2016

sin cerraduras ni llave



 ¿De profesión? Pues casi preso...


Mi vida

Mi vida,
os la puedo contar en dos palabras:
Un patio.
Y un trocito de cielo por donde a veces pasan
una nube perdida
y algún pájaro 
huyendo de sus alas.

(Marcos Ana)

lunes, 21 de noviembre de 2016

sesenta y tres

Si te parece, podríamos ir a darle los días... Era la propuesta de mi abuelo Pedro, si era fiesta o domingo, o los hombres estaban de temporal, para que le acompañara a felicitar por su cumpleaños al amigo o familiar que ese día los cumpliera. Aunque más que cumplirlos, como ahora, los años se hacían.
Siempre la misma fórmula, casi un rito, que cumplas muchos con salud, y la misma respuesta siempre: gracias, y tú que lo veas
Hoy hago los sesenta y tres, y entre las muestras de afecto -muchas, por fortuna-, un solo pensamiento: que no quiero ser otro del que soy, que nada ambiciono.
Ahora que -tantos años después de que aquel decretara su fin- la historia está de vuelta. Lo dice The Economist: history is back. Como una venganza.

miércoles, 16 de noviembre de 2016

de fiar

Amanda tiene 20 años y es gitana. Hoy, día de la tolerancia, se ha tatuado un mensaje:  
soy gitana, y soy de fiar.




martes, 15 de noviembre de 2016

suave, insoportable

Se piange, se ridi

Te diré que no supe si reír o llorar
después de todo
pero estaba feliz,
demasiado feliz, sospecho ahora.
Recuerdo que me hablaste
de que empezaba a amanecer,
el cielo parecía algodón sucio.
Lo más inolvidable será siempre
el aire fresco y dulce que crecía,
igual que una caricia, entre dos luces.
                                 Yo estaba sola
y tú quisiste ser mi amigo:
que esto no rompa la amistad, dijimos.

Pero fue hermoso más que un sueño,
mucho más inquietante que un puente entre la bruma
y aquel coche sin duda más maravilloso
que un bosque de la Alhambra
y tu corazón más hondo y más extenso
que el manto de la aurora
cuando llorando me asomé al balcón
de tus ojos.

Por eso ahora escuece la distancia
como ella sola y el deseo -cruel-
asoma cada minuto
-con el peligro que eso entraña
para una sencilla amistad-
ahora no puedo menos que aceptar
lo que fue un verdadero error de cálculo:
esta suave tristeza insoportable
con la que no contábamos.


(Ángeles Mora*, de Cámara subjetiva, 1996)

*Premio de la Crítica y Premio Nacional de Poesía 2016 -que le fue concedido ayer- por Ficciones para una autobiografía.

viernes, 11 de noviembre de 2016

leonard nieva

A veces el día no se conforma con una sola mala noticia. Y son dos. Paco Nieva, valdepeñero universal, tan suyo y tan nuestro. Leonard Cohen, tan Lorca.

foto Santi Burgos/EL PAÍS
‘(…) De este modo, el teatro de Nieva atraviesa la ‘puerta estrecha’ y nos obliga a vislumbrar el misterio del ser, misterio que tiembla en el trasfondo invisible adonde no llegan nuestros ojos racionalizados, indignos de percibir la suave verdad que en cada persona humana existe, más allá de las hipocresías y las imposiciones. Es, pues, el suyo, un teatro moral, precisamente porque no es moralista ni dogmático. Nos hace entender al hombre nada menos que como todo un hombre. Y de ahí nace esa ternura, esa comprensión, esa tolerancia del autor al enfrentarse con sus desvalidas criaturas, que, inocentes en el fondo, pululan en un mundo que ellas no han contribuido a crear, pero al que han de padecer con las taras y las monstruosidades sin cuento, de las que son portadoras de un modo absolutamente fuera de su responsabilidad.’

(Carlos Bousoño, en El teatro Furioso de Francisco Nieva. En Francisco Nieva, Teatro completo, vol I, Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, 1991)


‘GARRAFONA.- Acostúmbrate a estos juegos, Cachuchín, y no tengas sangre de mico. No seas tan apocado. El sobrante de entrepiernas hay que jugárselo al peligro, como hacen todos los hombres. Ahora verás el ejemplo. ¡Que empiece la ceremonia! Siéntate en esas almohadas y haz tu trono de la cama, que se te va a convertir en una carroza de plomo candente. La carne no te dejará vivir hasta que engendres una espuerta de primogénitos. Tirada por el crecimiento de tu deseo, la carroza irá a buscar a esa europea despechada y se nos va a despertar en plena retortija del parto. Menuda sorpresa se va a llevar.’

(Francisco Nieva, de La carroza de plomo candente)







 
The Traitor

Now the Swan it floated on the English river
Ah the Rose of High Romance it opened wide
A sun tanned woman yearned me through the summer
and the judges watched us from the other side
I told my mother "Mother I must leave you
preserve my room but do not shed a tear
Should rumour of a shabby ending reach you
it was half my fault and half the atmosphere"

But the Rose I sickened with a scarlet fever
and the Swan I tempted with a sense of shame
She said at last I was her finest lover
and if she withered I would be to blame

The judges said you missed it by a fraction
rise up and brace your troops for the attack
Ah the dreamers ride against the men of action
Oh see the men of action falling back

But I lingered on her thighs a fatal moment
I kissed her lips as though I thirsted still
My falsity had stung me like a hornet
The poison sank and it paralysed my will

I could not move to warn all the younger soldiers
that they had been deserted from above
So on battlefields from here to Barcelona
I'm listed with the enemies of love

And long ago she said "I must be leaving,
Ah but keep my body here to lie upon
You can move it up and down and when I'm sleeping
Run some wire through that Rose and wind the Swan"

So daily I renew my idle duty
I touch her here and there, I know my place
I kiss her open mouth and I praise her beauty
and people call me traitor to my face.

(Leonard Cohen)

jueves, 10 de noviembre de 2016

vigilia

Ciudad sin sueño (Nocturno del Brooklyn Bridge)

No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Las criaturas de la luna huelen y rondan sus cabañas.
Vendrán las iguanas vivas a morder a los hombres que no sueñan
y el que huye con el corazón roto encontrará por las esquinas
al increíble cocodrilo quieto bajo la tierna protesta de los astros.

No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Hay un muerto en el cementerio más lejano
que se queja tres años
porque tiene un paisaje seco en la rodilla;
y el niño que enterraron esta mañana lloraba tanto
que hubo necesidad de llamar a los perros para que callase.

No es sueño la vida. ¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!
Nos caemos por las escaleras para comer la tierra húmeda
o subimos al filo de la nieve con el coro de las dalias muertas.
Pero no hay olvido, ni sueño:
carne viva. Los besos atan las bocas
en una maraña de venas recientes
y al que le duele su dolor le dolerá sin descanso
y al que teme la muerte la llevará sobre sus hombros.

Un día
los caballos vivirán en las tabernas
y las hormigas furiosas
atacarán los cielos amarillos que se refugian en los ojos de las vacas.

Otro día
veremos la resurrección de las mariposas disecadas
y aún andando por un paisaje de esponjas grises y barcos mudos
veremos brillar nuestro anillo y manar rosas de nuestra lengua.
¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!
A los que guardan todavía huellas de zarpa y aguacero,
a aquel muchacho que llora porque no sabe la invención del puente
o a aquel muerto que ya no tiene más que la cabeza y un zapato,
hay que llevarlos al muro donde iguanas y sierpes esperan,
donde espera la dentadura del oso,
donde espera la mano momificada del niño
y la piel del camello se eriza con un violento escalofrío azul.

No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.
No duerme nadie.
Pero si alguien cierra los ojos,
¡azotadlo, hijos míos, azotadlo!

Haya un panorama de ojos abiertos
y amargas llagas encendidas.

No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie.
Ya lo he dicho.
No duerme nadie.
Pero si alguien tiene por la noche exceso de musgo en las sienes,
abrid los escotillones para que vea bajo la luna
las copas falsas, el veneno y la calavera de los teatros.

(Federico García Lorca, de Poeta en Nueva York)



miércoles, 9 de noviembre de 2016

trump

(…) Cada mañana, en la escuela, juraba fidelidad a la bandera de nuestra patria. Junto con mis compañeros de clase, entonaba un canto a sus maravillas en el salón de actos. Celebraba con entusiasmo las festividades nacionales, y sin pensar dos veces en mi afinidad con los fuegos artificiales del Cuatro de Julio, el pavo de Acción de Gracias o los dos encuentros consecutivos de béisbol que se celebraban entre los mismos equipos el 30 de mayo, el día en que se decoran las tumbas de los soldados. Nuestra patria era los Estados Unidos de América.
          Entonces los republicanos proclamaron a Lindbergh candidato a la presidencia y todo cambió.

(Philip Roth, La conjura contra América)

domingo, 30 de octubre de 2016

ayer

Ayunos de visión ‘política’, fundamentalistas de los principios, sentimentales tercos, inmovilistas. Ayer, sin ir más lejos, gentes de ‘pluma y juicios fáciles’ (A. Elorza dixit) prestas al linchamiento. Ignorantes del funcionamiento de la democracia, personas carentes de la necesaria sensatez, sospechosos -cuando no sencillamente malos- militantes… De casi todo hemos leido/visto/oido estos días los que mantuvimos la posición de que el PSOE debía mantener su comprometido -de compromiso, y también de riesgo- no a la investidura de Rajoy como presidente del Gobierno, los que seguimos pensando hoy que entre esos dos males que describía el primer titular de la comisión gestora -abstención o terceras- el comité federal no ha optado por el menos malo sino por el peor. Porque las terceras se celebrarán.

No es necesario tener el alma entregada a alguna de las iglesias podemitas para pensar así. Es más: quienes nos acusan de podemizados han abierto un boquete enorme, propicio para todo tipo de hemorragias, en el cuerpo -hasta ahora no místico- del partido y, con la presidencia del Gobierno a Rajoy, le han regalado a Iglesias Turrión -sin merecerlo- el privilegio de convertirse en el principal vocero de la oposición. Ayer se vió. Tanto como la nula credibilidad de las palabras del portavoz ocasional del PSOE, ese mismo al que tantas veces le oimos decir que ‘bajo ninguna, y digo ninguna, circunstancia vamos a hacer presidente a Rajoy’. Humillante, que le hicieran jugar ese papelón. Un escarnio que él lo aceptara.

Al PSOE le hacía/le hace/le hará falta atraer hacia sus candidaturas muchas decenas de miles de votantes, y lo que no podía/no puede permitirse es perder ni uno solo de esos 5.424.709 que obtuvo en las últimas elecciones. Y me temo que la sangría, y más después de ayer, es ya mayor que la hipotética pérdida en unas terceras. Es más. Futurible por futurible, yo apuesto a que una postura firme ante un candidato que ayer mismo dijo que de demoler sus ‘reformas’ nada, ni una nos hubiera ayudado al menos a retener -un suelo, no un duelo- a la inmensa mayoría de esos electores e incluso a sumar a muchos de los que eran ya conscientes de que algunos miraban más por ser jefes de la oposición que por mandar al jefe de la derecha a su plaza de registrador de la propiedad de Santa Pola.

Un día aciago, el de ayer. Cuando -rodeadores a parte- mayor es y más exigente la demanda de coherencia, de lealtad y respeto a la voluntad de los electores, de ética en la política, la respuesta de la dirigencia del partido socialista -la abstención que no es apoyo porque usted es el peor presidente que cabe imaginar- acabó de sembrar el desconcierto en millones de votantes y aumentó el cabreo de una militancia que empieza a recelar de quienes dicen ser sus representantes pero no quieren oír lo que piensa. Una respuesta que hizo llorar -sí, porque también cuentan los afectos, y los sentimientos- a muchos: las lágrimas de Pedro Sánchez las respeto, pero las de mi madre las sufro.

Ayer no solo abrimos la puerta del Gobierno a la derecha más nefasta -¿también la del Consejo de ministros a la Cospedal?- sino que pusimos sordina a la corrupción (la preministra dice que el de la Gürtel es un juicio sin garantías), nos inhabilitamos para liderar la oposición y dejamos de ser por mucho tiempo, además de un claro referente ético, el partido vertebrador de la izquierda. Y quedamos en la peor de las situaciones para cuando se celebren esas terceras. Que haberlas, las habrá. Sin quererlo, mérito fue del joven rufián que nos uniera en el desprecio a unas palabras que insultaban la memoria de tanto sacrificio, tanto dolor, tanta cárcel y tanto paredón.

¿Y qué hacer? Levantarse, y avanzar. Y para eso, hablar, debatir y elegir. Votando. Elegir un camino, fijar con claridad unos objetivos, renovar e innovar principios y programas. Reforzar la democracia para que no quede reducida a las raspas de una democracia representativa que en estos días ha dejado al desnudo sus limitaciones y sus vergüenzas. Decidir si queremos seguir siendo un partido en el que los aparatos deciden qué hacer o un partido de militantes, abierto en sus deliberaciones y en sus decisiones a los ciudadanos progresistas, que les digan a los aparatos lo que deben hacer. Y hay que elegir -un militante, un voto- una dirección que ponga fin al mandato de una gestora elegida a hora incierta por los supervivientes, en número que nunca sabremos, de aquella sesión de un comité federal de infausta memoria.

Aunque, muy a nuestro pesar, la esperanza que muchos tenemos en el próximo congreso es casi tan grande como el temor de que no se celebre hasta no haber dejado todo convenientemente atado.

viernes, 28 de octubre de 2016

vísperas

¿Que hay que desdramatizar? Sea. No le llamemos traición. ¿Desprecio, quizás? ¿Que sigue siendo fuerte? ¿Abandono, entonces? ¿Que tampoco? Pues pongamos que quiebra, si los más sensibles lo prefieren, de la lealtad. Porque en estas vísperas, como si recogidas a la tarde en oración, un grupo de sus señorías elegidas en las candidaturas socialistas se debatirán entre dos lealtades. A saber: la lealtad al comité que con su bendición las puso en las listas, y la lealtad a los electores que con nuestro voto las pusimos en los escaños del Congreso de los Diputados que ahora ocupan.
Y aunque en estos días cunde entre los bienpensantes la curiosa, si no estrafalaria, teoría de que militantes y asimilados no estamos capacitados para la deliberación compleja de asuntos de muchos matices, y que por ello preservada ha de quedar y reservada a esa categoría de los llamados representantes, es evidente que la decisión de lo que vayan a hacer mañana les corresponde en exclusiva a sus señorías. Esas que, no por casualidad sino por constitucionalidad, no están sujetas a mandato imperativo alguno.
Y una lealtad quebrará. Seguro. Porque se encuentran en una disyuntiva que, salvo ausencias o renuncias, les obliga a elegir entre dos únicas opciones, alternativas y excluyentes. En este caso, o con el comité o con sus representados. Con los que los han puesto en las listas, o con los que los hemos puesto en los escaños.
Quizás sean estos momentos propicios para pensar que la calidad -y la permanencia, y el robustecimiento- de la democracia tiene que ver cada vez más con el respeto a la palabra dada, al compromiso, a la promesa. Al contrato en que consiste el voto. Tú me dices para qué y yo delego en ti. Y no para cualquier cosa, sino justamente para aquello en lo que has empeñado tu palabra, en lo que te has comprometido conmigo. Y para eso están los documentos programáticos, y los pronunciamientos públicos de candidatos y dirigentes.
¿Que han cambiado situaciones, que hay nuevas circunstancias? ¿Que se presenta sin esperarlo un hecho que obliga a una reconsideración? Es posible. Pero entonces, hazlo conmigo, no sin mi. No contra mi. Porque fui yo, fue mi voto, señoría, y no tu comité, el que te convirtió en representante y te dio la voz y el voto que emitirás mañana.
Sabemos de antiguo que las palabras, que el lenguaje, tienen esa capacidad asombrosa de hacer emerger la realidad, y también la de crearla e, incluso, la de ocultarla y hasta negarla. Que a veces las palabras son, devaluadas, medias palabras. Hace mucho que perdimos la inocencia original -si es que alguna vez la hubo- pero tenemos viva la memoria de la palabra que por las calles y las plazas de toda España, en todo tipo de escenarios, durante la campaña electoral, antes del voto, y aún después, hasta ayer mismo, empeñó el PSOE. Un partido -y unos militantes, y unos candidatos- de palabra.
Quizás mañana optéis por ser leales al comité que os puso -y puede que os mantenga- en las listas. Pero entonces debéis saber que quizás no nos encontréis para poneros en el escaño. Que esa capacidad por ahora le está únicamente reservada a ciudadanos -y por ende, políticos como vosotros- con derecho a voto.
Ojalá no. Para que no se haga verdad ese latiguillo -que azota, claro que sí- que ayer oí una vez más, puesto esta vez en boca de un personaje de serie argentina, de que ‘los políticos’ son expertos en hacer desaparecer lo evidente. Para que el PSOE siga siendo -y lo sea por muchos años- un partido de palabra. Es decir, de fiar.
Ojalá no. Para que así conciliéis convicciones y responsabilidad. Para que no tenga que deciros mañana a la tarde, hora de vísperas: ‘Me representábais porque os elegí con mi voto. Ahora ya no’.

jueves, 27 de octubre de 2016

investidura


Ahora, más que nunca
se creían valiosos.
Orígenes y duelo
de toda una pasión, de verdadera prole
de asesinos, de manchas
en la pared, donde la lluvia
consolidó el disparo
o vocerío entre las aguas. Polvo
de amor; de lo que ellos llamaban
amor.

Se creyeron tan dignos,
tan magnánimos jueces
de una historia aprendida en cartillas de escuela.
Fuera como si otros, alguien,
desde arriba, de lejos, de las nubes
hubiera hecho el papel de intermediario
alzando
tanta miseria,
echándola a voleo sobre las cabezas.

Y cuando aquella historia
definitivamente acaeciera
otra resucitaría. Y serían ellos
los que yéndose al muro de las lamentaciones
volverían a hablar
de su origen y de sus emblemas
sin que nadie les escuchara.

(Agustín Delgado, de Nueve rayas de tiza, 1968)

miércoles, 19 de octubre de 2016

espera

Perdida en el desorden de un cuaderno de apuntes, sin fecha, entre las notas para un debate de entonces y el esbozo de un poema que habla de una draga entre la niebla, esta cita:

‘Esperar de alguien, al menos de esa manera, equivale a cancelar la existencia de uno mismo, a hipotecarla por un tiempo condicional, a cambiarla por un absurdo subjetivo.
Obsesionarse con alguien que ha decidido no estar es regalar minutos, horas y días enteros de nuestra vida a quien ni los ha pedido ni quiere tenerlos; es condenar esos minutos, horas y días a la dimensión del tiempo perdido, de lo inservible; es desaprovechar la infinidad de posibilidades que ese tiempo nos ofrece y canjearla por la peor de las opciones: la frustación, el sufrimiento’
(G. Nettel __ )

jueves, 13 de octubre de 2016

fo


Come diceva Bertold Brecht: “Nei tempi bui cantiamo dei tempi bui, poi verrà anche per noi il tempo delle rose”. Ma non illudiamoci, vedremo tornare ancora l’arroganza e la ferocia del potere. Un potere rivestito con costumi nuovi, volti mascherati con sotto le stesse facce. E vedremo anche nostri compagni passati sotto le file loro per pochi o tanti quattrini. L’importante per noi è avere la forza di tornare da capo, con la stessa rabbia e la stessa determinazione di mostrare di nuovo al pubblico il deretano nudo e orrendo dell’ipocrisia.

Dario Fo

(de la presentazione de Morte accidentale di un anarchico, Einaudi, Torino, 1974)

jueves, 29 de septiembre de 2016

psoe

Es una sencilla cuestión biográfica la que hace que no pueda vivir los problemas del PSOE con dolor del corazón. Razón que no evita que los padezca con una enorme desazón y una no menos lacerante preocupación de la cabeza. Que puede que hasta duelan más así, y más intensamente.
Porque al PSOE llegué por convicción, y en esa convicción acarreaba entonces las pasiones y las vivencias de un corazón volcado sin reservas en la izquierda, y ninguna quise dejar atrás.
Hoy, y desde ayer, miles de afiliados, decenas de miles de votantes, gentes que, sencillamente, nos respetan, o que nos quieren aunque no nos voten, y tantos y tantas que reconocen el papel determinante del partido en la transformación de España contemplamos impotentes el desarrollo de una operación que amenaza con llevarse por delante una organización centenaria en la que aún se depositan las esperanzas y los sueños de muchos españoles.
Ese depósito es el que hace que aún sea necesario el PSOE, porque sólo son necesarios los partidos que los ciudadanos perciben útiles porque comparten sus sueños y sus esperanzas.
Cuando deja de ser así, esos mismos ciudadanos les retiran su corazón, primero, y su voto después. Y esos partidos se consumen. Y acaban por desaparecer, no importan ni su historia -ya sea centenaria o efímera- ni sus méritos ni sus aportaciones.
Pero también, a veces, como si les pesara la edad, mueren de sus glorias pasadas -como si su pasado fuera una cortina oscura que les ciega la visión del presente y, con ella, la ambición de futuro- cuando no de la acomodación a ese lento veneno de la perpetuación de los 'aparatos' dirigentes reproduciéndose a sí mismos, cada vez más alejados si es que no ajenos a los principios fundacionales y sus valores.
En el campo de las izquierdas suelen darse también los suicidios épicos y esos otros más laboriosos que toman como método la (auto)amputación progresiva e incesante, depurando a sus miembros y depurándose hasta la consunción.
No caeré ahora en la tentación de atribuir culpas. Tampoco de exculpar a ninguno de los actores de este drama de tan escasa épica y nula lírica.
Pero no puedo dejar de señalar que la confrontación que amenaza con llevarse por delante a la organización se da precisamente entre los 'dirigentes', los notables con mando presente o pretérito, ayunos y ajenos los afiliados, sin arte ni parte en la obra.
Porque en el debate, que unos reclaman y otros proclaman, los afiliados ni estamos ni se nos espera.
Y uno, que sigue pensando que los partidos políticos, por su papel constitucional, no deben ser de sus dirigentes ni exclusivamente de sus militantes sino de los ciudadanos, tiene claro que el PSOE es un patrimonio de todos los progresistas, de la izquierda sin apellidos, del movimiento obrero español. Y que su debilidad -y no digamos su quiebra o su ruptura- es una mala nueva. Muy mala.
Cuando más arrecia la ofensiva de las derechas unidas y sus aliados no nos podemos permitir ni un solo retroceso. Y menos una derrota en toda regla como la de una eventual deriva hacia la irrelevancia del partido que ha sido, y tiene que seguir pretendiéndolo, vertebrador de la izquierda española.
Y para eso es necesario respetar, más allá de declaraciones huecas, a los militantes. Y no tomar su nombre en vano.

lunes, 19 de septiembre de 2016

forasteras

Las de este pueblo no podemos ser
sino así
Idéntica a la vecina
cada mañana me entallo la armadura
salgo a la calle me erijo vocifero
voy dejando a toda prisa en los buzones
el folleto explicativo de mi fuerza
Alzo la casa a pulso
amamanto a una impresora
meto a presión el dedo en las rendijas
doy golpes en la barra de los bares
Las de este pueblo somos fuertes por ley
Este no es un sitio de nenazas

Hacer oficio de dulzura
es un acto a todas luces reaccionario
                                *
Sin embargo en ocasiones
hemos visto mujeres
hablar con cálida voz
temblar al decir te adoro
ir por las calles sin máscara
de pestañas
llorar sin acudir a los mortuorios

Son muchachas forasteras
muy raras

y no sé cómo se atreven

(Carmen Camacho, en http://www.otroparamo.com/carmen-camacho-poesia-espanola/)

domingo, 4 de septiembre de 2016

de agua

Son días de feria en mis pueblos, de investiduras fallidas y promesas indecisas, días de lecturas nuevas, de un principio de paz y de esperanza en mi Colombia soñada -tan presente y cotidiana con Jorge y con  Helena- que ojalá y la mala hora no sean capaces de malograr. Días de poner sosiego en los días, de vendimia de la parra. Días de recordar aquellos en que bastaba con vivirlo, sin necesidad por tanto de contarlo.
Y en estos días, en el azar que me lleva siempre a lo necesario, el encuentro con un lenguaje deslumbrante, desbordante y fresco, atrevido, original. Nuevo. Aunque no sea nueva su obra, así me sabe.
A ese sabor de palabras cercanas, pura alegría, a las que pongo acento mientras las leo. Palabras que son de fiesta incluso cuando son amargas. De lúcida ternura, casi un alijo.
Las sueña Carmen Camacho, andaluza de Jaén. Y las escribe después.

Palabra de agua
Hermana: si la sed,
                         aprisa,
avisa al zahorí;
que venga a alzar su vara
para invocar mi savia
hasta quebrar la fuente,
hasta rajar la piedra.
Que la sierra rompa aguas
y te me dé a beber.

Dale en pago la sal del sur.

Hermana: si el hambre,
la nube venga
y mi nieve sea
flor de algodón
sobre el rastrojo,
quietud en la huerta,
trino y azahar mañana.

Lávate en lenta ablución.
Es primavera.

Hermana: si el amor,
apriétame los puentes,
haz de una gota un río,
échale caudal al caudal.
Y, anda, vete con él
a saltar en los regatos,
alza la falda,
moja el calzón.
Al anochecer
pídeme juncos,
luna baja y una orilla.
Tumba al amante a tu lado.

Despertarás mojada de rocío.

Hermana: si el odio
o el alpechín
se nos metiera dentro,
si tú profanas el vapor
con óxido de olvido
y mi llanto arrasa ciudades;
                               rápido,
siéntete la sangre,
pálpate las lágrimas,
fluya yo en ti.
En tu molécula
y en tu alma está el mar.

Escucha
tu palabra que es la mía,
y date por siempre viva:

Agua eres.

jueves, 1 de septiembre de 2016

maio

Septiembre es un mayo atrasado y nostálgico. Y desde un tiempo a esta parte, el día primero es el de la vuelta al trabajo -todavía no a clase- de la mayoría de los enseñantes. Preparándolo lleva meses Ángel F., que ha tenido que volver.
Hoy, y en su lengua de niño, un recuerdo y un agradecimiento. Porque ninguna lengua como el galego es capaz de decir más cabalmente la nostalgia.

 O maio

Aquí vén o maio
de frores cuberto
...
puxéronse á porta
cantándome os nenos;
i os puchos furados
pra min estendendo,
pedíronme crocas
dos meus castiñeiros.

Pasai, rapaciños,
calados e quedos;
que o que é polo de hoxe
que darvos non teño.
Eu sónvo-lo probe
do pobo gallego:
pra min non hai maio,
¡pra min sempre é inverno!...

Cando eu me atopare
de donos liberto
i o pan non me quiten
trabucos e préstemos,
e como os do abade
frorezan meus eidos,
chegado habrá entonces
o maio que eu quero.

¿Queredes castañas
dos meus castiñeiros?...
Cantádeme un maio
sin bruxas nin demos:
un maio sin segas,
usuras nin preitos,
sin quintas, nin portas,
nin foros, nin cregos.

(Manuel Curros Enríquez, en Antoloxía: doce poemas, Fundación Curros Enríquez, Celanova 2008)

aire do mencer

De Celanova, la tierra que da nombre al mundo, me llega el regalo -doble- de palabras y versos de dos de sus paisanos más ilustres. Con el afecto incorporado de la promesa cumplida de MJ, que quiere regalarme así un poquito de mi tierra en la lectura. Gracias.
También por saber que una tierra está hecha sobre todo de palabras. Como los afectos.

Libremente

Nós queríamos libremente
comer o pan de cada día. Libremente
mordelo, masticalo, dixerilo sin medo,
libremente falando, cantando nas orelas
dos ríos que camiñan pra o mar libre.
Libremente, libremente,
nós queríamos somente
ser libremente homes, ser estrelas,
ser faíscas da grande fogueira do mundo,
ser formigas, paxaros, miniños,
nesta arca de Noé na que bogamos.
Nós queríamos libremente surrir,
falarlle a Dios no vento que pasa
-no longo vento das chairas e dos bosques-
sin temor, sin negruras, sin cadeas,
sin pecado, libremente, libremente,
coma o aire do mencer e das escumas.
Coma o vento.
Mais iste noso amor difícil rompeuse
-vidro de soño fráxil-
nun rochedo de berros
e agora non somos máis que sombras.

(Celso Emilio Ferreiro, en Longa noite de pedra, Edicións Xerais de Galicia, 10ª edición, 2014)

miércoles, 31 de agosto de 2016

debate e idea

Día de debate, día de después del discurso del aspirante. Escucho cómo un secretario general recuerda las razones del nacer de su partido para explicar -¡ay, tiempos de tener que explicar lo obvio!- la razón de su voto ('no podemos votar a favor de lo que queremos cambiar'). Paso por ese aparato casi intimidatorio -más que el aspirante- que es la ITV. Y por Correos, donde me sorprende y agrada la conversación que entabla -día y debate- un ciudadano que quiere que las cosas cambien y sabe que también yo lo quiero.
Al salir, en la vitrina de la librería cercana que siempre miro, un ejemplar de la Poesía completa de Idea Vilariño.
Quizás sean ideas, y versos, lo que más echo a faltar. Sobre todo si se trata de debatir.


Todo es muy simple

Todo es muy simple mucho
más simple y sin embargo
aún así hay momentos
en que es demasiado para mí
en que no entiendo
y no sé si reírme a carcajadas
o si llorar de miedo
o estarme aquí sin llanto
sin risas
en silencio
asumiendo mi vida
mi tránsito
mi tiempo.

(Idea Vilariño)

viernes, 26 de agosto de 2016

lucía

´Hola, soy Lucía y acabo de nacer'

El mensaje me llegó ayer, con una foto, y hoy he buscado el poema que se cierra con esos dos versos hermosísimos, los que tanto me impresionaron cuando lo leí por primera vez.
Es mi homenaje a Lucía, que luce brava. Quizás quiera ser como la madre.
Es mi homenaje a Bea, que luce linda. Quizás por más madre.


Alumbramiento

vino de mí
salió del fondo
el médico aplaudía
yo vine con el mar en la barriga
como un intenso parasol
un mapamundi

yo era la esfera que rodó en la madrugada
de corazón latí como un caballo
lo digo así

es que la crin
me perfumó

el vientre se movía
como suelen moverse los rebaños
venía con mi molusco mi amapola
mi potranco
con mi gorrión redondo

yo no podré faltar jamás             
me dije
a nuestra cita
así que estoy aquí
con esta fiesta
brincando por el talle

hice mi baile de rosas
mi aleteo
mugí como los barcos
el vientre daba vueltas

me esperaba
oculta en el carmín
donde el médico buscaba con su ceño

yo empujaba
el ventarrón del orbe en mi testuz
soplaba como un faro
Como los dioses marinos de los cuentos
una granada real a punto de volar

recuerdo que por suerte
César me retuvo del cabello
estaba emocionado
sin saber si tintinear o si envidiarme
de entero dedicado a mis pulmones
expirando inspirando y expirando
me miraba de adentro de sus ojos
como sólo una vez me mirará
en toda la vida de su vida
y a mi vientre que cambia de paisaje

y así
vino de mí
salió del fondo
nos bendijo de un golpe con su grito
se puso a beber sol como una fiera
de lana o amaranto

yo estaba enamorada y me reía
de loca de centella de rodillas
quería besar el sexo el vellocino
de César que lloraba
tomar a mi criatura
correr a derrocharla por las calles

qué llovizna de leche que cabalga
toda la luz del mundo en el pezón

(Ana Istarú, de Verbo madre, 1955)

viernes, 12 de agosto de 2016

aguacero

Te pienso. Es así cada día desde entonces
aun sabiéndote ya pronto
una pálida sombra en mi recuerdo,
aun sabiendo
que he perdido la memoria de tu boca
y la danza traviesa de tu acento
es ahora
poco más que un eco que enmudece,
apenas si susurro.

Te sueño. Es así noche tras noche
y aun despierto
te ensueño la sonrisa perenne de los ojos
y me saben tus besos a pan tierno
como entonces
perdida ahora la esperanza de tus labios.

Te quiero. Por más que el tiempo siga
tejiendo los hilos del olvido
no será nunca pasado mi deseo
aunque sea dolor hoy y sea añoranza,
mujer de luz y de aguaceros.

domingo, 10 de julio de 2016

días de después

Ciudadano en vísperas. 25 de junio

El voto consciente y libre es siempre un voto útil. Lo dije cada vez que lo pedía -y lo pedí muchas veces- cuando en campaña no era espectador.
También pedí siempre un voto, además de libre, valiente. Y así será mañana el mío.
Aunque nunca pensé que votar socialista llegara a ser un día un acto de valentía.


26 de junio

He votado. No he dado un cheque en blanco, sino un mandato: con mi voto no se negocia un gobierno ni de ni con la derecha.

Día de reflexión. 27 de junio

Hoy toca reflexionar. Después de conocer los resultados y aceptar lo que la ciudadanía ha decidido con su voto. Porque es inaceptable, ni siquiera dejándonos llevar de la rabia y la decepción, decir que los españoles somos un pueblo de borregos (o de corruptos, que también lo he leído): no quiero ser como los que decían eso mismo cuando los resultados fueron otros.
Ahora estamos peor, pero es hoy mucho más clara la única opción posible que nos queda a los progresistas que aceptamos los resultados: un gobierno de cambio con una agenda clara y pactada para las reformas imprescindibles.
Y hoy, como ayer, ese es un gobierno a tres: PSOE, Podemos, Ciudadanos. 188 votos.
Fue posible antes, y con mayores apoyos, pero la confluencia de burócratas y aventureros -que siempre suele ser fatal- lo malograron.
Yo lo quiero, porque quiero que se derogue la LOMCE, la ley mordaza y la reforma laboral. ¡Qué menos!
Y que se cambie la ley electoral hacia una más proporcional y, por lo mismo, más acorde con el espíritu y la letra de la Constitución.
¿O, muerto y enterrado el sorpasso hasta nuevo aviso, esperaremos cuatro años más a que sea factible un gobierno 'a la valenciana'?
Y un par de apuntes más:
Uno. Que habrá que aprender a no subestimar al PP... (ya, si ya sé de la zafiedad y lo tosco de muchos y muchas) en sus mensajes de campaña: desde ese 'a favor' hasta su apelación a la estabilidad y a ser eje del voto de 'los moderados', pasando por su habilidad para traducir el 'brexit' en un aviso tajante: eso es lo que pasaría con un referéndum en Cataluña.
Rajoy no ha cometido ningún error en esta campaña (aún lo recuerdo en el debate permitiéndose la ironía con los demás: 'no hacen más que insultarme pero no son capaces de ponerse de acuerdo para echarme...' O algo así).
Los demás no se han ahorrado casi ninguno.
Dos. Que es insoportable ya tener que oír/ver cómo se mistifica y niega la realidad más evidente.
Por no hablar de casas ajenas, y mientras en Ferraz parece que se celebra el peor resultado de la historia porque podría haber sido peor aún, aquí ya he leído no sé qué de la suma de las fuerzas progresistas. Las que por primera vez desde 1977 han sido superada por las conservadoras.
Con un PSOE en caída libre y una coalición/confluencia que tiene ahora menos votos que los que alcanzó en solitario Podemos, quizás sería conveniente que repasaran la tabla de sumar.
En la de restar ya han acreditado sobradamente su competencia.

Respuesta a una pregunta en forma de comentario sobre si el PSOE haría bien en abstenerse y pasar a encabezar la oposición
Hay algo que no dicen -puede que ni hayan reparado siquiera- los que propugnan la abstención para 'dejar gobernar' (o 'permitir un gobierno') a Rajoy, y es que si haces eso quedas preso de tu decisión durante toda la legislatura.
Salvo que estés dispuesto a hacer una moción de censura en un momento oportuno (¿y con quién si no es con los mismos con que ahora podrías pactar?). Claro que para eso tienes que ser un candidato con autoridad y apoyos firmes, y no un rehén de múltiples y variadas taifas.
Es decir, que te autoinhabilitas para ser eje de la oposición. Y le regalas a un Podemos desnortado y noqueado la única vía de rehabilitación: ser la oposición.
Por otra parte, si vuelve otra vez el fantasma del susanismo, ¿la oposición se hace desde San Telmo?
¿y Andalucía se gobierna a ratos, con una presidencia a lo Cospedal?

sábado, 9 de julio de 2016

día quince

Espectador en campaña. Día quince (y final). 24 de junio

Lo que ayer fue una ironía (¿Gibraltar? ¡Español!) hoy, cuando la derrota de las encuestas y el voto realmente existente confirma la peor de las opciones, el ministro del ramo -el español, of course- viene a decir que no hay bien que por mal no venga y, en el colmo de la estupidez engreída, que ya está la bandera de España más cerca de ondear en el Peñón.
¿Será que sueña con una legión de llanitos clamando por su anexión?
Claro que su jefe, menos dicharachero, ha despachado la infausta decisión de salir de la UE con un 'tranquilos-que-aquí-estoy-yo-y-no-pasa-ná' y que 'ay si esto pasa antes cuando los otros no lo contamos y nos habíamos hundido en el rescate y la quiebra' y por eso... a ver a quién votamos el domingo.
Vamos. En su estilo. Que así me explico cómo le va a Europa.
Tampoco han entendido nada los que achacan el resultado a que la UE no es la Europa social, justa, solidaria y acogedora que queremos... Que no se enteran de que los británicos que la quieren así han votado quedarse. Y han votado abandonar/salir los que creen que se ha ido muy lejos en políticas sociales y de integración.
¿O es que LePen, Salvini y demás derecha ultra y xenófoba -que ya piden referenda para salir en sus respectivos países- claman por una Europa federal, solidaria y de los trabajadores?
Quizás harían bien en mirarse el análisis y pensar. Pensar si los compromisos de referenda, más allá de quedar bien con el eslógan ('nadie viva obligado, luego viva el derecho a decidir'), resuelven problemas o los enconan.
Claro que ya dice Él que haría campaña para que se queden. Como Cameron mismamente.
El caso es que ayer, ejerciendo su derecho a decidir, los británicos nos han jodido a todos. Han votado por todos los ciudadanos europeos, que no estábamos llamados a decidir.
¿Y los escoceses? ¡Ay! Que ahora quieren votar otra vez, para entrar yéndose. O volver saliéndose. O algo así.
Las bolsas caen, y en Madrid casi el triple que en Londres, mire usted. Y la prima de riesgo sube. Y nos costará más financiar la deuda que los nacionales han conseguido que esté ahora más crecida y abultada.
Ya lo decía Rajoy. Que aquí estoy yo, y tranquilidad. Que no pasa ná.

El espectador ha estado hoy de mitin, más espectador que nunca.
Y ha echado en falta dos cosas. Una, que no se haya mencionado ni una sola -ni una- propuesta del programa electoral. Pareciera que esa sea cosa del candidato por antonomasia. O que con tanto decir lo que se fue y se hizo en el pasado se haya olvidado decir qué queremos hacer con el futuro.
Dos, que el nombre del tal candidato no se haya pronunciado ni una sola vez siquiera. Ni una.
Me daba la impresión de estar allí donde habita el olvido.
Rajoy e Iglesias sí han salido profusamente. Y hasta Anguita.
Habrá colegido ya el lector, o la lectora, que el mitin era de los que el espectador en campaña llama 'los míos'.

viernes, 8 de julio de 2016

dia catorce

Espectador en campaña. Día catorce. 23 de junio

Donde pueden verse distintas maravillas hispánicas. El milagro mariano de la multiplicación de los millonarios: más capital humano para una eventual reproducción de la amnistía fiscal que tanto bien ha procurado a los nacionales. La apoteosis del ministro beato, faldero y santurrón facilitador de medallas -pensionadas- y ascensos, señor de la porra y la multa, acogido al manto de vírgenes variopintas en sus funciones de agitador de la máquina del fango autóctona.
Hoy se vota -en la pérfida Albión- el destino inmediato de Europa. Muestra de que lo que antaño fue claro objeto de deseo es ahora anticipo de un mal sueño. Pena del nuestro, que allí depositamos toda nuestra esperanza.
Pena de que la mayor preocupación de nuestras derechas fuera el anuncio de la visita del primer ministro británico al Peñón. ¿Gibraltar? ¡Español!
Como Perejil, ¡faltaría más!

Comentario
Con recio viento de levante, como ya sabes.

jueves, 7 de julio de 2016

día cinco

Espectador en campaña. Día cinco. 16 de junio

Oigo que en una televisión privada, creo que aún accionarialmente berlusconiana, hay un programa en el que invitan a cruzar 'la puerta del cambio'. Y lo hacen entre sonrisas fashion... Pero me aseguran -y no me lo creo del todo- que no tiene nada que ver con la campaña (por cierto, el 'corrector' se empecina en escribir 'champán') electoral.
Para los que, como el espectador, somos más de Heráclito que de Parménides, apostamos sin dudar por el cambio, pero el voto se lo tienen que ganar de nuevo, uno a uno, los que a cambiar nos invitan.
Y es difícil admitir, al menos en mi caso, que las razones para la cosa quepan en un tuit. Porque esta es una campaña que tiene como gran titular del día la obviedad que escribe en un tuit uno de los contendientes -tan sencilla de entender que me avergüenza el revuelo en su entorno- y los retuits con que le replican.
Vergonzosa, sí, la reducción a sentencias cuasi redundantes de lo que debería ser, en mi opinión, discurso argumental de contenidos y propuestas.
Mal tiempo este, el de titulares sin sustancia que no aportan elementos para la reflexión y el juicio... ¡y sálvese quién pueda!.
No cabe en un tuit la afanosa búsqueda (es un decir) de los 300.000 euros que pondrían a Conde en la calle, aunque no haya cumplido con la sentencia condenatoria de hace décadas. Ya ni la Fundación FF, el ex caudillo, le alcanza como aval.
Tampoco cabe en un tuit la rabia y la vergüenza que me produce saber que más de medio millón de niños formaban parte de la legión de desposeídos que el año pasado buscaban refugio y seguridad en Europa. Y que la cuarta parte viajaban solos.
Este año son nueve de cada diez los que se echan solos a los caminos, y solos y sin amparo arriesgan su vida. Parece que importa menos garantizar su integridad que la de las mercancías y servicios que quieren proteger con el TTIP.
Por cierto: el NO al Tratado sí cabe en un tuit. Que no leo es esta campaña.
Lo que el espectador sí ha oído, de boca del candidato del PSOE, es que no habrá 'gran coalición'. Y se alegra.
Seguro que también lo han escuchado los que fían una parte de su éxito a tal especulación.


Comentario
Que no haya gran coalición no quiere decir que no se deje gobernar al PP o sí?

Respuesta
No estoy en el arcano: digo lo que he oído, y no aventuro. Aventureros ya tenemos bastantes.
Tampoco, aunque no creas que no me cuesta, hablo de futuribles, esos que podrían haber sido pero no fueron.
A buen entendedor...
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