martes, 26 de agosto de 2014

cien


7

Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.
Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.


(Julio Cortázar, Rayuela)

lunes, 25 de agosto de 2014

ahora



Ahora que la vida sucede por las tardes
y el mundo se acaba a cada instante
confusas las ideas los proyectos quietos
a la espera
te pienso y te recuerdo y te quiero decir cosas
al oído si pudiera
tantas cosas que no caben en el cuaderno que traje de Inglaterra
aquel de tapas blandas y color corinto
intacto aún y todavía esperando
con ese olor dormido del papel a magdalena
tantas cosas que decirte
como que quisiera estar ahora mismo en Barcelona
o en Cádiz o en Gandía junto al mar en todo caso
en Galicia tal vez mirando alguna ría
soñándote
contigo al lado riéndonos los dos y comentando
el manso declinar ya sin empuje de las olas antes bravas
la gracia en el andar de la mujer morena del bikini
las últimas declaraciones de un alcalde con mugre en la sesera
la calor a la hora de la siesta
o aquella foto tuya
tan hermosa
tantas cosas que contar despacio en el par de libretas que he comprado
para escribirte amor ahora cuando el curso empieza.
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