lunes, 24 de diciembre de 2012

invierno


Menudean en estos días los mensajes y las felicitaciones que incorporan deseos de felicidad y augurios de fiestas no menos felices, y los de todo tipo de bienintencionadas invocaciones e invitaciones a la resistencia en tiempos de zozobra y a compartir en familia recuerdos, anhelos y demás auspicios. Y a medida que se acerca la fecha de la natividad que aún celebra medio mundo, crecen y se multiplican felicitaciones y mensajes.
Sé que son, la mayoría, más sinceras si cabe que en ningún otro, las de este año en que la muerte ha venido a visitarnos. Muchas no ocultan que nos será difícil alcanzar lo que con tanta voluntad y empeño tanto nos desean, que la ausencia, dicen otras, se hace más presente -de nuevo, si cabe- en estos días.
Alguna especialmente madrugadora y que sabe bien de qué habla me ha sorprendido esta mañana terminando la lectura de ese diario en que Paul Auster deja entreabierta la reflexión sobre qué vida y cuánta después de iniciados los años de invierno, los del invierno de la vida.
Porque no hay respuesta a la pregunta con que concluye su recuento -‘¿Cuántas mañanas quedan?’-, pensaba yo mientras lo leía que merece la pena felicitar, ahora y en cualquier momento del año, solamente la vida. La vida que se vive, la vida que se desea (con más precisión: el deseo de vida) para aquellos a quienes queremos. Y felicitar intensamente hasta la renuncia, hasta el desvivir si es necesario, con tal de que no haya quien no ingrese en esos grises, y puede que fríos años, del invierno de la vida. (Desvivir a la manera en que se desviven las madres, esas mujeres que son, más que ninguna otra cosa, amor sin condiciones. Seguramente porque son ellas el origen, y el don, de la vida)

Cuenta Paul Auster en ese Diario de invierno cómo en una visita suya al campo de Berger-Belsen oye los gritos de los cincuenta mil soldados rusos enterrados en una sola fosa, ‘una tremenda oleada de voces irguiéndose de la tumba bajo tus pies’.
‘La tierra estaba gritando’, concluye Auster la narración de su experiencia ante tanta muerte concentrada en un trozo tan pequeño de terreno, un rectángulo perfecto que medía ‘unos veinte metros por treinta, el tamaño de una sala grande’.

Si se alzaran también las voces, al modo de las de aquel campo nazi de exterminio, y los gritos de los sepultados en el rio de la Plata, sería un estruendo de agua, una oleada, la que sacudiría hasta romperlos los tímpanos ciegos de nuestras peores pesadillas.
Yo las he oído, las voces de la sepultura de agua. Aquella vez primera, sobrevolando el rio terroso, sus aguas casi calmas y el reflejo de las pequeñas nubes dispersas a modo de manchas oscuras, de Montevideo a Buenos Aires. El vuelo de un luto largamente aplazado y de dolor cuyo relato acabó perdiéndose, hiperprotegido, por demasiado salvo. Pero a salvo quedó en mi recuerdo, memoria viva: esa que no pudieron conservar, aturdidos primero y luego silenciados para siempre -‘desaparecidos’-, los compañeros que llenaron los vuelos de la muerte.
Ahora las he vuelto a oír de nuevo, cuando leo que se juzga a los ejecutores de ese crimen colectivo que sembró de cadáveres las aguas del gran rio y de estupor, de odio y miedo las conciencias de varias generaciones de jóvenes. Quizás por eso las oigo en las palabras de Leopoldo Brizuela, que En una misma noche quiere conjurar y echar fuera las voces y los ecos de unos mismos demonios familiares. Quizás las oigo por eso en el relato sencillo y claro de Alejandro Zambra, del lado chileno de la cordillera, en su Formas de volver a casa.

Voces que resuenan en las lecturas, y en el diario vivir que el azar me ha reservado desde que en julio se hiciera el invierno. Que se hacen presentes sobre todo ahora, cuando la liturgia, convertida casi en pretexto y ocasión para el consumo, apenas si puede anunciar la buena nueva del nacimiento de aquel que habría de venir, nos dijeron, para vencer a la muerte.

También allí, en la cercanía de Belén, la tierra sigue gritando.

cuerpo

'El acto de escribir empieza en el cuerpo, es música corporal, y aunque las palabras tienen significado, pueden a veces tener significado, es en la música de las palabras donde arrancan los significados. (...) Escribir es una forma menor de la danza.'

Paul Auster, Diario de invierno.

domingo, 23 de diciembre de 2012

martes, 18 de diciembre de 2012

año mariano

Un país

En la misma esquina de este viejo mapa hay un país que añoro.
Es la patria de las manzanas, las colinas, los ríos perezosos, del vino agrio y el amor.
Por desgracia una gran araña tejió sobre él su tela
y con su viscosa saliva cerró las puertas del sueño.
              Y es siempre así: el ángel con la espada de fuego, la araña y la conciencia.

(Zbigniew Herbert, en Informe sobre la ciudad sitiada,
                                 trad. de Xaberio Ballester) 

lunes, 17 de diciembre de 2012

maestras



Malditas sean las armas todas,
y quienes las fabrican sean malditos
y malditos quienes las venden,
y quienes las protegen con sus leyes
maldecidos sean.
Malditos doblemente quienes las usan.
Malditas las armas todas, que apagan la luz en los ojos
donde brilla la alegría del mundo.

(* con gratitud, a todas las maestras: benditas ellas)

constitución tasada

Artículo 24.1 de la Constitución Española: 'Todas las personas tienen derecho a obtener la tutela efectiva de los Jueces y Tribunales en el ejercicio de sus derechos e intereses legítimos, sin que en ningún caso pueda producirse indefensión'

Nuevas tasas judiciales:
Divorcio, 300 euros más el porcentaje sobre los bienes. (¿Pensando en atar más a las mujeres maltratadas?)
Multas de tráfico: 200 euros por una multa de 100.
Denuncia contra el banco por preferentes: 940 euros. (Un más difícil todavía para pensionistas estafados, echando una mano a los estafadores)
Recurso por despido: 500 euros. (El comité de empresa en casos de demandas colectivas por expedientes de regulación de empleo (ERE) pagará el 100%)

Algo se me antoja incompatible.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

sabor

En el sueño tú, niña de ojos de alegría, al encuentro de un beso que se quiso interminable. 



Otoño*

Donde la rosa antes, ahora viento,
  frío y lluvia donde la hierba suave,
y nubes como ovejas
trepan los empinados
cielos grises donde
la alondra antaño.

Ningún oro donde tu pelo
ni calor donde tus manos fueron,
alma perdida,
bajo la pena,
tu espíritu ahora
donde antes tu cara.

Donde tu voz fue, hoy tristes vientos,
y lágrimas donde mi corazón,
y ya siempre conmigo,
hija, siempre conmigo,
silencio solo
donde esperanza había.



AUTUM

There is a wind where the rose was;
Cold rain where sweet grass was;
And clouds like sheep
Stream o´er the steep
Grey skies where the lark was.


Nought gold where your hair was;
Nought warm where your hands was;
But phantom, forlorn,
Beneath the thorn,
Your ghost where your face was.


Sad winds where your voice was;
Tears, tears where my heart was;
And ever with me,
Child, ever with me,
Silence where hope was.


(John Walter de la Mare)

* traducción libre

miércoles, 5 de diciembre de 2012

matices


         'Entonces no sabíamos los nombres de los árboles o de los pájaros. No era necesario. Vivíamos con pocas palabras y era posible responder a todas las preguntas diciendo: no lo sé. No creíamos que eso fuera ignorancia. Lo llamábamos honestidad. Luego aprendimos, de a poco, los matices. Los nombres de los árboles, de los pájaros, de los ríos. Y decidimos que cualquier frase era mejor que el silencio.

        Pero estoy contra la nostalgia.'


(Alejandro Zambra, en Formas de volver a casa)

viernes, 30 de noviembre de 2012

infractor

(...)

Mi propia profecía es mi memoria: 
mi esperanza de ser lo que ya he sido.

J.M. Caballero Bonald

lunes, 26 de noviembre de 2012

natación

Apariciones

Posees el gozo de su risa
pero debes saber que partirá.
Te inunda su alegría,
te ilumina su rotunda carcajada
con una luz muy dulce,
pero no ignores que se irá.
Ella fluye,
ella es un líquido que detesta estancarse,
ella es un pájaro que anida y emigra,
ella se irá.
Ella se irá y te dejará una marca de amor
que solamente curarás con su regreso efímero.
Entonces la verás de paso
y será como tropezar con el sol de la mañana
descubrir de nuevo su alegría,
nadar en ella
plácido
hasta un próximo encuentro inesperado.

Darío Jaramillo, en Cantar por cantar.

jueves, 22 de noviembre de 2012

chelos



cecilia (in trastevere)

Para no andar el camino a tientas, para que nunca  nos sorprenda el día después diciendo no puedo más, aquí me quedo, me regalaste ayer las notas mudas de tu chelo. Hoy yo a ti un poema encendido.
De luz para senderos en tierras de penumbra, donde poder decirte que es verdad que estamos en derrota, nunca en doma. Donde decirte la verdad más honda: tu alegría.

Lo que no es sueño

Déjame que te hable en esta hora
de dolor, con alegres
palabras. Ya se sabe
que el escorpión, la sanguijuela, el piojo,
curan a veces. Pero tú oye, déjame
decirte que, a pesar
de tanta vida deplorable, sí,
a pesar y aun ahora
que estamos en derrota, nunca en doma,
el dolor es la nube,
la alegría, el espacio;
el dolor es el huésped,
la alegría, la casa.
Que el dolor es la miel,
símbolo de la muerte, y la alegría
es agria, seca, nueva,
lo único que tiene
verdadero sentido.
Déjame que, con vieja
sabiduría, diga:
a pesar, a pesar
de todos los pesares
y aunque sea muy dolorosa, y aunque
sea a veces inmunda, siempre, siempre
la más honda verdad es la alegría.
La que de un río turbio
hace aguas limpias,
la que hace que te diga
estas palabras tan indignas ahora,
la que nos llega como
llega la noche y llega la mañana,
como llega a la orilla
la ola:
irremediablemente.

Claudio Rodríguez, de  Alianza y condena

domingo, 11 de noviembre de 2012

escuela

Mi abuelo era comunista, y perdió una guerra. Mi madre era una niña, y por la misma causa perdió la escuela.
Uno de los ganadores, cuyo nombre mi madre no recuerda, con un listado de nombres en la mano le dijo a la puerta de aquellas 'escuelas de la villa' que ella no podía seguir yendo allí. Con el valor, supongo, que le daban a la par el azul y el correaje para asustar a una niña.

María tenía once años y a su padre en la cárcel. 'Tú ya no puedes venir aquí. Tu padre está donde están los criminales'.
Me lo dice esta tarde de lluvia mientras ve cómo preparan un examen mis sobrinas, sus nietas. Mientras me pregunta por la edad de mis alumnos y se le llenan los ojos de agua.Tanto tiempo después, y llora como lloró aquel día, al contárselo a su madre.
Mi madre no fue a la escuela desde entonces. Se la negaron.

Doña Catalina, su maestra, de la que habla con respeto y a la que todavía recuerda y quiere, solo pudo decirle que 'quien manda, manda'. Y la dejó ir.
A mi madre la despojaron de su derecho, pero aprendió a escribir para que no le faltaran sus cartas a mi abuelo.

Las nietas mayores de María, mis hijas, quisieron hacer de la enseñanza su profesión. Y ser militantes, las dos, de la escuela pública. Común y universal, laica, gratuita.
Quizás Amanda se haya ido sin conocer esa historia, la de la infamia que condenó a tantas abuelas. Sí supo, sin embargo, de la que depuró a tantos maestros. Historias diferentes, hijas de la misma indecencia.
Paula la leerá cualquier día de estos. Y entenderá mejor por qué siempre he querido felicitarlas especialmente a ellas cuando las he visto asistir emocionadas y orgullosas al acto de graduación de sus nietas.

Mujeres de una pieza, testigos de la vergüenza de unas gentes y de unos tiempos que yo no quiero olvidar.
Porque no quiero que se repitan.

viernes, 9 de noviembre de 2012

jueves, 1 de noviembre de 2012

lalia

Por esa manía, que ahora desuso, de colocar en cada libro el nombre y la fecha -mes y año-, ahora sé que no había cumplido los veinte cuando compré ese Lalia. Ensayos de estudio lingüístico de la Sociedad que me deslumbró, y que fue la causa -el maestro malgré lui me afearía el doble apelativo: ni él maestro ni la causa otra cosa que ficción patriótica- de que encaminara mis pasos y mi curiosidad intelectual de entonces por esa doble senda, tan aparentemente excluyente en aquellos tiempos, del marxismo y la filosofía del lenguaje. Hasta hoy, que me afano en seguir haciendo del lenguaje herramienta de desvelamiento y de placer... y de los restos del marxismo -ay, cenizas tan vivas- vislumbre de emancipación.
Su autor, el maestro de marras, ha muerto hoy. Agustín García Calvo, que fue parte de esa trinidad de profesores -cuatro, que a él y a don Enrique Tierno Galván y José Luis López Aranguren se les unió José María Valverde, que no puede haber estética donde no hay ética- que plantaron cara a la vieja y esclerótica universidad franquista.

(Años después, muchos años después, tuve la oportunidad y el honor de dar la bienvenida al profesor Aranguren el día de su reingreso a la universidad. Aquel viejo edificio A, el de tantas fatigas en el tiempo, con su hall presidido por una gran pancarta del Partido saludando su regreso, y exigiendo la amnistía)

Lalia tiene capítulos de título tan sugerente como El fonema y el soplo, Sobre la Realidad, o de las dificultades de ser ateo, De la cerveza, la poesía y la manipulación del alma, o 'Estar en la luna', o sobre las funciones de la mística y la magia.

Y dice cosas como ésta:

           23. Niégalo pués, oh tú, negación mía. Pues tú en ti mismo puede que no seas sino vano tema de la teoría, frívolo entretenimiento de intelectuales, ya que por esencia estás vacío. Eso tú, sí, pero tu ausencia en cambio... Escribiendo estoy yo solo aquí en mi cuarto, y esta falta de tí ¡cómo es real y grande! 

              (cap. XI, Tú y yo, pág. 312)

respira



miércoles, 31 de octubre de 2012

parda y fría

Mis alumnos no leen periódicos. Mis alumnos no leen poemas. Mis alumnos son, por lo general, mayores. Mayores en edad y, los más, también en sinsabores e infortunios. De esos que dicen que la vida da -o depara, palabra que para ellos resultaría menos comprensible- pero para mí que no, que no es la vida sino quienes tienen poder para ir acomodándola.
A mis alumnos, sin embargo, les gusta la experiencia de leer, y comentar, los versos de -pongamos que- Machado (Una tarde parda y fría...). Y les gusta saber que detrás de la noticia hay siempre un modo, una manera, un propósito... que no siempre es evidente por más que obvio. Y quieren saber. A sus años, quieren saber. Porque alguien, algo, les negó en su día el derecho a seguir aprendiendo.
¿Son mis alumnos culpables? ¿Acaso no se escribe para ellos en la prensa?, ¿O les niegan quizás su verso los poetas?
Por eso les busco hoy retales de periódico. Jirones de vida impresa. Pedazos de ideología. Para que aprendan a cribar y discernir. Para poder ver en sus ojos el brillo repentino que me dice que sí, que han entendido. Que quizás así consigan reconocer algún día al que un día les apartó del verso y de la prosa. Ese que sentenció, despreciando cuanto ignora, 'que para echar derecho el surco no hace falta saber matemáticas.'



jueves, 25 de octubre de 2012

sábado

Sábado, 20 de octubre. Un sobresalto, un renacer, un reencuentro, un adiós. Ya en Zaorejas, la lluvia en el alto Tajo, la paz y los amigos.


A veces, tú lo sabes,
cierro los ojos para
no caer en los tuyos,
y te hablo del viento
(...)

Meira del Mar

miércoles, 10 de octubre de 2012

país de títulos

Quizás uno de los errores más graves de nuestras leyes educativas es el del requisito de titulación en los niveles obligatorios. Una titulación que no funciona como una recompensa ni como estímulo, sino como barrera y filtro.
Si no tienes el Título de Graduado en la ESO, estás -con perdón- jodido. Aunque tengas 16 años.
A partir de ahí, querer seguir formándote es una lucha contra todo tipo de elementos. A partir de ahora, contra el mismísimo ministro de Educación.
Ha decidido -¿quién asesora a este hombre?- que elevar la calidad y llegar a la excelencia quede reservado para quienes vayan pasando los filtros/reválida que prepara. Que serán cada vez menos (los alumnos, que no el cedazo). Pocos, pero excelentes. Haciendo país.
Los demás... ¿acaso (le) importan?.
¿Os acordáis de cuando aquello de la 'formación a lo largo de toda la vida', galicismo incluido?

domingo, 7 de octubre de 2012

carta al director

‘Antipolítica y multitud’ tituló José María Lassalle, secretario de Estado de Cultura, una excelente Tribuna digna de elogio por su nítida defensa de la legalidad y su valiente condena de los populismos, en las que coincido sin reservas.

Previene Lassalle contra el objetivo de ‘desposeer a la democracia parlamentaria de su soporte formal y, de paso, debilitar su legitimidad…’ Y advierte del peligro de deslegitimación de los representantes de la soberanía popular. Especialmente ‘si éstos han sido previamente caricaturizados como una clase parasitaria y prescindible...

Ignoro si Dolores Cospedal ha leído ese texto. Porque la pluriempleada Secretaria general del PP ha decidido que los Diputados de Castilla-La Mancha representen al pueblo en sus ratos libres, sin una retribución básica que les permita servir solo a los intereses de sus conciudadanos y sin disponibilidad para controlar la acción del gobierno. El populismo y la antipolítica jaleados, y ejercidos, desde el poder.

¿No ve en ellos acaso merecimiento ‘para desempeñar ejemplarmente su función de representación’? ¿Cree que la Región que preside es tan poca cosa que no merece unas Cortes dignas de tal nombre? ¿O piensa como el generalísimo dictador cuando decía aquello de ‘Haga usted como yo. No se meta en política’?

sábado, 6 de octubre de 2012

vicente

Después de hablar de educación, de igualdad y de algún que otro sueño en la mejor compañía, Vicente, militante de la ugt que dice sentirse socialista, pregunta con un punto de desasosiego qué debemos hacer para combatir esta política de acoso y demolición poco controlada de lo que ha sido una herencia algo más que generosa.

Los dirigentes le responden. Y yo me digo a mi mismo, y me lo repito, por si Vicente me oyera: Estar con la gente, estar sobre todo con los que lo están pasando mal, con los que más sufren. Que los votos, si están por venir, lo serán por añadidura.
Pisar poco la agrupación y mucho más las asociaciones -de madres y padres de alumnos, de vecinos, de defensa de la sanidad pública, de familiares de dependientes, de enseñantes...- para ser más, y más fuertes. También para incordiar al poder exigiendo -con educación, eso sí, con mucha educación, y sin cansarnos- nuestros derechos, los de todos. Para devolver juntos la política a sus destinatarios: los ciudadanos (que somos, dichoso Aristóteles, los verdaderos políticos). Para hablar de cómo debemos tener unos mejores representantes, y que nuestro voto -nuestro único capital en democracia- no lo podemos delegar en cualquiera.

No sé si Vicente me oyó. Con el otro, amigo del alma, sí pude -y quise- decirlo en alto. Ahora, cuando a nada aspiro. Ahora que nada quiero.

viernes, 28 de septiembre de 2012

paco, poeta

No hace falta vivir muchas vidas para saber que la vida nos depara un mar de sorpresas, acontecimientos impensados, encuentros que uno difícilmente creería posibles. El encuentro con Paco es una de esas raras ocasiones en que el azar se convierte en regalo.
Fue uno de los primeros días de septiembre, el de mi vuelta a mi vida de enseñante. Desorientado, casi perdido y solo, más que nunca. Y allí, en la entrada de ese centro de educación de personas adultas que es ahora mi refugio -no sé si solo lugar de paso- fue él quien me dio la bienvenida segundos antes de anunciarme que éste sería probablemente su último curso, que he pedido la jubilación, pero todavía no me han contestado.
No sé si alguien me había dicho que Paco Morata tenía allí su destino, dicho sea en el sentido más administrativo, pero ahora sé que el destino -el envés del azar, como tengo dicho- me ha ofrecido la oportunidad de disfrutar de su ironía, de su humor socarrón, de la viveza de sus apostillas, de la inteligencia de sus comentarios, y la de notar en su voz un casi imperceptible y como sutil deje de tristeza que deja traslucir en alguna que otra reflexión sobre nuestro común oficio y su devenir.
Está como de retirada, casi de tránsito, por más que yo no recuerde que almas de maestros hayan sufrido del mal de transustanciación. Y ha perdido aquella punta de acidez que le recuerdo, tantos años ya de eso.
Al poco de llegar recibí de su correo uno que es una lección de dignidad y de respeto de sí mismo, de cercanía y de amistad. Haciendo tantos años ya de no vernos. Tantos, que hasta pensaba él que era yo el que había dejado pasar la edad jubilar sin solicitar el retiro a otros afanes.

Ayer mismo recordé cómo hace meses, buscando unos versos para ilustrar otros en los que me venía atareando, quizás en el recuerdo de Jesús de Haro, di con un poema suyo que resultó premiado en un certamen vecinal allá por el 2000. Nunca podría haber imaginado que su autor fuera el mismo Paco que yo recordaba, dicho sea con total sinceridad (y con petición de excusas y perdón, por añadidura). Y no por la notoria -y la mucha- calidad de sus versos, sino porque no hubiera dado yo en modo alguno en que Morata pudiera ser poeta.
Y hoy, conociendo ya que tiene un -otro- libro en prensa, y después de hablar de Platón, de Lobo Antunes y Sergi Pàmies, con su razón cada uno, me envía unos cuantos poemas, entre ellos aquel premiado de mi lectura romana, releído y rehecho -y mejorado-, con el permiso para su publicación. Antes me daba vergüenza que se supiera. Ahora ya no, me dice.
Dejo para otro momento aquel de fin de siglo, que por su tema no me place difundir ahora, y en su lugar pongo este otro.  Para el disfrute.



no olvido

Eu tinha as chaves da vida e não abrí
as portas onde morava a felicidade (2)

ahora que todos mis paseos nocturnos son a solas
con mi perro y un fado cosido a la memoria
que me pone tan triste contemplar la belleza
de las diosas que nunca podrán tocar mis manos
que ya no tengo tiempo ni nadie a quien pedirle
una tarde de charla mientras fuera
incesante la lluvia empaña las miradas
no olvido cómo andabas descalza por mi alma
pausada y precavida lo mismo que una niña
con una mariposa parada  sobre el hombro

no olvido cómo andabas desnuda por mis sueños
enredada en mi manto de impúdica impaciencia
para dormir contigo 
                      pájaros repentinos
aleteaban tus senos  fugaces por mi espalda

no olvido que te amaba de una manera torpe
como el primer ensayo de un drama escrito a medias
los trazos inseguros de un párvulo escribano
igual que el brote débil de una planta que intenta
arraigar en las dunas
                                    
no olvido en qué  momento me soltaste la mano
para seguir el curso de una aventura propia
de la que nunca has vuelto   

no olvido que te fuiste alejando sin prisa
bajo un cielo desnudo de vuelos y de cantos
partía tu silueta el reflejo tardío
del sol en los cristales
     los búcaros marchitos
que otro tiempo llenaron de flores los balcones
tiritaban de envidia disputándole al polvo
despojos de tu sombra

no olvido las cadenas que mi dolor arrastra
sobre los empedrados
      el día que se cierra
la capa y apresura el paso contra el viento
el  roce de la niebla sobre las avenidas
desiertas del invierno

me arrodillo entregado como la tierra estéril
a implorar  que levante la noche en aguacero 
te devuelva a mi lado o me arrastre con ella
adonde ya no exista la inquietud de la espera

Francisco Morata Moya, de Sobre mí, culpable.


domingo, 23 de septiembre de 2012

competitiva

María recibe carta de Toledo. Le anuncian que en lugar de los 300,90€ que venía cobrando -hasta julio- por su grado de dependencia, serán 255,76€ los que perciba a partir del 1 de agosto.
Es lo que le notifican en escrito de fecha de 12 de septiembre.
¿Es ahora, por caso, menos dependiente?, ¿acaso el equipo de valoración ha modificado al alza su grado de autonomía?
No, por desgracia.
La gracia es consecuencia del Real Decreto Ley 20/2012, de 13 de julio, de medidas para garantizar la estabilidad presupuestaria y de fomento de la competitividad.

Ahora ya sabemos que le reducen la prestación por su propio bien: así se esforzará en ser más competitiva.
De paso, se convertirá en garante de la estabilidad presupuestaria, pilar recién descubierto del Estado y ya mandato constitucional.
¡Quién lo diría, a sus 85 años!

viernes, 21 de septiembre de 2012

poeta sin mancha

 * Para mi P., un sol en tierras de penumbra.

(...)
Qué levantada gracia estar contigo,
compañera,
de ti depende que la luz sea clara.

Eladio Cabañero, de Compañera .

miércoles, 19 de septiembre de 2012

santiago


Hubo un tiempo en que les llamábamos por su nombre de pila. No les hacían falta apellidos. Es el caso de Dolores, de Santiago. Fué, después, el de Felipe, ayudado quizás por la tradición. A Fraga, solo los más suyos le llamaban, casi siempre en público, don Manuel. Que la derecha ha sido, y vuelve a ser, pero que muy de apellidos.

Por aquel entonces el PCE no necesitaba ser nombrado por su nombre. Era, sencillamente, el Partido. Y no cabía confusión alguna. Y así era cuando me encontré con él, comunista sin carnet -como ahora, aunque entonces no los había- en aquel Madrid del 69, ya otro siglo, en aquella Universidad del 70 que ofrecía los servicios de capilla y comisaría de policía en el interior de cada una de sus Facultades.

Por aquel entonces se necesitaba pasar la prueba de la formación para ser admitido en el Partido, obviamente clandestino. Y yo siempre me he jactado de no haberlo hecho -quizás eso explique el resultado-, jactancia no ajena al hecho de que, por poner un caso, el entonces Responsable de Formación de Universidad (las mayúsculas ayudan a mostrar la relevancia del cargo) pasara de su pericia como alumno dilecto de Althusser a su obstinada pelea actual por no bajar puestos en el ranking de los comunicólogos al servicio de la derecha más rancia. Vivir para ver.

Por aquel entonces, la sola enunciación ¡Que pague Matesa! nos servía para no picar el bono del autobús que de Moncloa nos llevaba al Paraninfo, tibios ensayos de una incipiente desobediencia civil. Que se haría más áspera, y peligrosa, cuando se convirtió en denuncia del infausto juicio de Burgos, mi primer contacto en directo con la brutalidad mortífera de la dictadura y la no menos brutal de las porras de su policía, entonces los grises. Una docena de valientes unidades de esa policía me pegaron con sus 'defensas', uno a uno y por estricto orden -y obedeciendo las órdenes de aquel patético payaso al que llamábamos Billi-el-niño- hasta dejarme piernas, culo y espalda como la bandera de las barras rojiblancas. Las estrellas nunca las percibí. ¡Corre!, me gritaban. Pero yo creí que mi dignidad consistía en lo contrario, en mantener el paso sereno sin correr. Y así me fue. Y mi madre lloró una vez más, después de muchos años, por lo que ella llamaba la política. 'Si ya sabía yo que acabarías metiéndote en política! Que mira cómo acabó el abuelo...'

Pero por aquel entonces, y aunque en aquella Facultad de Filosofía se estableció el frente en el asedio de Madrid en la guerra civil, apenas si sabía de Carrillo algo más que su mera existencia con algún retazo de su historia, algún escrito en El Mundo Obrero, lejano siempre, ausente por exiliado y de fuera. Nosotros éramos los del interior, jóvenes jovencísimos que mirábamos más al porvenir por hacer que al pasado que ya no era: acabar con la dictadura, que no tanto la patria proletaria, era nuestra revolución.

Por aquel entonces Santiago apareció de pronto, presente en aquella mañana fría de pegada de carteles a cuerpo descubierto pidiendo su libertad en el barrio de Argüelles y en aquella tardenoche de la manifestación -¡cuántos éramos!- y el miedo contenido de la Puerta de Sol a Callao y la Gran Vía -la bocacha del fusil con el bote de humo apuntándonos directamente a P. y a mi, la puerta del cine cerrada por dentro para impedirnos entrar- y ya siempre después hasta quedarse. Hasta ayer, cuando todo volvía a empezar.

Santiago. Resistencia y guerra frente al fascismo. Reconciliación nacional. Lucha por la recuperación de la democracia. Ruptura, aunque pactada. Monarquía democrática antes que República sin democracia. Entereza ante el golpista y dignidad. Derrota amarguísima la del 82. Dispersión. Lucidez siempre. Ironía.

Santiago. Un hombre que nunca perdió la cabeza. Casi un siglo, de España y de la clase obrera.

Muere un periodista, y nace un periódico: eldiario.es. Y hoy N., mi único tío, tiene cita con la vida. La vida que, pese a todo, sigue.
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