miércoles, 16 de marzo de 2011

japón

De cómo la realidad desmiente, y empequeñece, a la ficción.
Cuando la naturaleza no es arte y el dolor se nos muestra ajeno y lejano.
Del sentido cívico de un pueblo castigado.
De la impudicia de los ideólogos fríos, profetas del negocio nuclear. Los tenemos aquí, están entre nosotros.

3 comentarios:

  1. Nunca se puede precedir como se va a comportar la naturaleza. La estamos castigando demasiado en los últimos tiempos.
    No hay medida de seguridad absoluta por mucho de que así nos lo quieran vender. Yo, desde luego, no quisiera vivir al lado de una central o cementerio nuclear por mucho de que allí no hay hormigas o mosquitos que molesten.
    Ideólogos hay muchos y no solo en el ámbito nuclear.
    ¿Qué me dices de tanta ideología de que la única solución para salir de la crisis es seguir construyendo? Nos estamos cargando nuestras costas y bosques.
    ¿Que me dices de tanto molinito de viento y placas solares en mitad del monte?
    Está claro de que el progreso y el avance de la sociedad requiere de este tipo de actividades, pero ¿ha de estar permitido hacer de todo en todas partes?

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  2. Son tremendos. Incluso la derecha alemana ha plegado velas y los nuestros, erre que erre. Qué amor al dinero y qué odio a los paisanos.

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  3. Intelectualmente llegamos a la energía nuclear, aunque emocionalmente todavía no hemos podido pasar a la etapa evolutiva del altruismo y nos hemos quedado para siempre encarcelados en un egoísmo legalmente validado y socialmente aceptado que nos devora como un cáncer.
    Hoy le toco a Japón sufrir las consecuencias de nuestra inmadurez.

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