miércoles, 8 de septiembre de 2010

maría

Del mismo modo que las hay por escribir, existen 'entradas' en un cuaderno sin papel como éste que se quedan sin escribir. He aquí un par de ellas, sin que sirvan ni de ejemplo ni de precedente.

Una. La quise escribir el día primero del mes ('uno', iba a ser su título), y era algo así como  
Septiembre. Me ha gustado siempre este mes, y una canción -creo que francesa- que ahora no recuerdo si se llamaba así.
El mes de la feria de mi(s) pueblo(s), de la vendimia, de una cierta melancolía por el verano ido.
Acabo de dejar a mi P. en el aeropuerto. Se va. Y me queda como una niebla de tristeza. Que se suma a la de ayer, cuando era A. la que se marchaba a su nuevo destino...
Y hablaba, quizás, también de sueños, de la necesidad de los sueños. De que puede que alguien, alguna vez, podría decir de uno: 'Mira, ahí va el hombre que sueña'.
Ví después que el amigo Illán (don Antonio) había escrito sobre septiembre con la claridad, la emoción y el tino que le caracterizan. Y decidí dejarla estar. Hasta hoy.

Dos. La hubiera escrito, de no ser que, la noche del pasado domingo. Y habría dicho así:  
María se desorienta, y a ratos no sabe dónde está, qué hace ahí, quiénes somos los otros.
Esta tarde me ha mirado fijamente y me ha tocado la cara, caricia lenta de sus manos, con calma, como si fuera aún su niño. Después me ha peinado con sus dedos, con delicadeza.
'Así estás mejor', y me ha pedido que le dé un beso. Esta noche, cuando me iba, se quedaba doblando cuidadosamente, una y otra vez, el borde de la sábana.
No sé si mañana, a mi regreso, habrá decidido volver de su nuevo sueño...
Hoy la escribo, y la publico, porque María está de regreso. Anoche, cuando nos volvimos a quedar solos me llamó con ese apelativo tan especial como sencillo con que lo hacen las madres, y las abuelas, de La Mancha  (y que no quiero reproducir, quienes lo deben saber ya lo saben). Y me volvió a acariciar la cara, esta vez con una mirada mezcla de ternura y de una vaga tristeza. La suya, señal de que ha vuelto.
Ojalá que para no volver a irse.

Es fiesta hoy aquí, final de feria y día de la patrona. Se percibe en el silencio de la mañana. Y María me recita un cantar que, dice, cantaba a menudo Nieves, que fue una de mis tías. Creo recordar que es algo así como
La virgen de los Remedios
tiene una hermana,
la virgen del Rosario
que es toledana.

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